A pesar de que hoy tenía cita médica, decidí no pensar en ello y confiar en mi intuición... ¡y qué sorpresa! Con lágrimas de felicidad y alegría en los ojos, el corazón rebosante, agradezco a mi esposo y a mi hijo este día extraordinario. ¡NADA! ¡NADA! Un domingo cualquiera, pero sin estrés. ¡Vale oro!
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