Debemos temer al SEÑOR, una actitud que reconoce nuestra absoluta dependencia de Dios para todo: Señor, escúchame y respóndeme. Soy pobre y desamparado. Protégeme, porque te adoro. Dios mío, sálvame, tu siervo que confía en ti. Salmo 86:1-2
0
0
comentario 0