Siempre pensamos en la furia al volante como un fenómeno al volante, pero juro que hoy el que iba delante de mí en la pista aminoraba la marcha porque estaba jugando con el móvil, y cuando intentaba adelantar y gritaba "¡Pase a la izquierda!", aceleraba hasta que me quedaba atrás. Y volvía a empezar.
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