Amor con solo un ligero cambio

Título: La verdad no dicha

 

En el pequeño pueblo de Maplewood, donde el verano perduraba como el aroma de las flores silvestres en flor, Lily Carter, de dieciséis años, pasaba sus días tocando el piano y cantando, con su corazón escondido en un lugar secreto. Tenía un mejor amigo, Jason Parker, cuya risa fácil y encantadora sonrisa podían iluminar hasta las tardes más aburridas. Habían sido inseparables desde la infancia, recorriendo juntos los sinuosos caminos de la crianza, compartiendo sueños de futuro mientras se encontraban al borde de un mundo aún por desarrollarse.

 

Pero para Lily, ese mundo se había vuelto complicado. Había empezado a reconocer el aleteo de algo más que una amistad: una conexión profunda y tácita que latía silenciosamente cada vez que Jason la miraba con esos cálidos ojos marrones. La forma en que bromeaba con su obsesión por la música, la forma en que la escuchaba atentamente cada vez que hablaba de sus sueños y la forma en que nunca dudaba en llamarla su "mejor amiga", la llenaban de alegría y terror.

 

Era una tarde templada cuando todo cambió. Lily y Jason estaban tumbados en el césped del parque Maplewood, su lugar habitual bajo el imponente roble que había sido su fortaleza durante años. Una suave brisa mecía las hojas, y un inocente juego de «Verdad o Reto» se había convertido en algo radicalmente diferente. Jason la miró, como si estuviera luchando con sus pensamientos, y finalmente soltó: «Creo que estoy enamorado de ti, Lil».

 

A Lily se le paró el corazón y, en una fracción de segundo de pánico, se le desplomó. Estaba segura de haberlo oído mal. "¿Qué? ¡Ni hablar! Solo somos niños", rió, intentando disimular su miedo con humor. Pero la mirada de Jason no flaqueó; la miró con seriedad, como si quisiera salvar la distancia que ella intentaba crear.

 

—No somos solo niños. Somos mejores amigos desde siempre. Me importas, de verdad —insistió, con la voz teñida de vulnerabilidad.

 

Y ahí estaba: la verdad que nunca se atrevió a decir. Pero el peso de esos sentimientos era demasiado para ella. «Qué dulce, Jay, pero creo... creo que somos demasiado jóvenes ahora mismo. Tenemos tanto por delante. ¡El instituto, la universidad, la vida! ¿Y si arruina lo que tenemos?»

 

El dolor reflejó su rostro, una grieta momentánea en su fachada de confianza, y durante un instante desgarrador, Lily se odió a sí misma. Lo único que deseaba era apoyarse en él, rodearlo con sus brazos y dejar escapar esas dos palabritas, pero no pudo hacerlo. En cambio, extendió la mano y le alborotó el pelo juguetonamente, dejando pasar el momento, fingiendo que no era nada.

 

Los días se convirtieron en semanas, y el sol de verano seguía saliendo y poniéndose sobre Maplewood, pero el aire era diferente ahora. Un muro invisible se había alzado entre ellos. Lily se sumergió en la música y su arte; necesitaba distraer su corazón de lo que su mente no podía comprender. Pintó atardeceres que proyectaban sombras inquietantes sobre lienzos solitarios, un reflejo de la agitación interior.

 

Cada vez que Jason le escribía sobre videojuegos o planes para el fin de semana, su corazón se llenaba de esperanza, solo para desanimarse al pensar en su situación. Se encontró sonriendo débilmente al pensar en su conmovedora confesión, y cada momento posterior se tiñó de un dolor agridulce.

 

Pero a Lily nunca se le había dado bien ocultar lo que sentía de verdad. Jason, al parecer, no era tonto. Se fijaba en los pequeños detalles: cómo dudaba antes de reír, o cómo sus ojos parecían desviarse cada vez que mencionaba a otras chicas. Y no tardó mucho en darse cuenta de que, si bien sus sentimientos por ella crecían, los de ella también, solo que enterrados bajo capas de negación y miedo.

 

Una tarde, se encontraron en el Puente de los Enamorados, viendo cómo el sol se ponía en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos naranjas y rosas. Allí habían compartido tantos secretos, tantos sueños. Jason se volvió hacia ella con expresión seria. «Lily, ¿podemos hablar?»

 

"¿Qué tienes en mente?" preguntó, enmascarando el nerviosismo que bullía en su interior.

 

—Extraño cómo éramos antes. Te extraño —confesó, mientras la suave brisa llevaba sus palabras al crepúsculo.

 

Se le hizo un nudo en la garganta. «Yo también nos extraño, Jay. Pero es que... no puedo. Ahora no».

 

Con un suspiro decidido, decidió que era hora de ser honesta. "Tengo miedo, ¿vale? Tengo miedo de arruinarlo todo. No quiero perderte".

 

Jason suspiró. "¿Y si no lo hacemos? ¿Y si nos acerca aún más?"

 

A Lily se le encogió el corazón. "¿Pero y si...? O sea, solo somos unos niños. Tenemos toda la vida por delante; ¿para qué complicarnos las cosas ahora?"

 

Jason frunció el ceño y apartó la mirada. «La vida es complicada, Lil. Pero lo bonito es que podemos afrontarla juntos si así lo decidimos. No puedes seguir escondiéndote».

 

El silencio los envolvió, cargado de confesiones no dichas y sentimientos sin resolver. Lily lo miró, viendo cómo el dolor se entrelazaba con sus frustraciones. Y justo entonces, al desaparecer el último rayo de sol, se dio cuenta de que esconderse solo empeoraba las cosas.

 

—Jason —dijo lentamente—, te... te amo. Solo que no quería admitirlo.

 

Se giró hacia ella bruscamente, con la sorpresa reflejada en sus rasgos, y en ese instante, todos los muros que ella había construido alrededor de su corazón comenzaron a derrumbarse. "Entonces, vamos con calma", sugirió con voz apremiante. "Podemos superar esto juntos".

 

Lily asintió, con el corazón acelerado, y dio un paso tentativamente hacia adelante. "¿Juntos?", repitió, con una sonrisa que interrumpió la fatiga de la duda.

 

“Juntos”, afirmó, tomándole la mano y acercándola mientras las luciérnagas comenzaban a bailar a su alrededor.

 

Bajo el floreciente cielo nocturno, compartieron la verdad tácita que había permanecido entre ellos durante tanto tiempo, no como dos niños perdidos en la incertidumbre, sino como amigos listos para explorar el hermoso caos del amor.

 

Y en ese momento, todo se sintió bien. Después de todo, estaban exactamente donde debían estar: juntos.

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comentario 4
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    †❤️❤️†
    Escritor
    Sorry for the long read I have been working on it for 2 months so please enjoy 
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    Danielle Souza
    i loved ur story!
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    Nightmare
    You know you forgot the y in lily a few times 
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    Nightmare
    Good stuff tho