No suelo comprar en Starbucks porque es caro y no soy muy fan del café. Sin embargo, de vez en cuando me doy el gusto de tomar un frappuccino de caramelo. Es una bebida fantástica si buscas algo frío y dulce en verano, sin que sepa mucho a café. Es como un postre. He notado que la textura varía un poco según el local; algunos son un poco más espesos que otros, dependiendo de cómo lo preparen. Aunque, por lo general, es bastante espeso, con nata montada y un chorrito de caramelo por encima.
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