Esta secuela prioriza el ascenso de Grindelwald (ahora interpretado por Johnny Depp) y sus planes para manipular a la comunidad mágica. El enfoque en Newt Scamander y sus criaturas queda relegado a un segundo plano, lo que decepciona a algunos fans.
A pesar de los problemas narrativos, la película mantiene la estética visualmente impactante de la primera entrega. El mundo mágico sigue siendo un espectáculo, con nuevas localizaciones como el Ministerio de Magia francés que enriquecen el panorama visual.
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