Me desperté esta mañana, desayunando, cuando esta paloma mensajera decidió que mi balcón sería su refugio durante 8 horas. Una mujer encantadora salió a rescatarla. ¡Se ponía como una rata por todas partes, en mis sillas y en la terraza! ¡Qué asco! Mi hija y yo tuvimos que evitar que otras palomas salvajes la atacaran todo el día.
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