Thanks for your sharing, let me try this later
Hoy en el gimnasio necesitaba una buena hidratación. Hablo de levantamiento de pesas, no de entrenamiento con pesas, sino de todo el tema de peso. Sabía que necesitaba una buena bebida deportiva, así que me tomé un Gatorlyte. Naranja clásica, ¡imposible fallar!
Primera impresión: Envase sencillo, botella transparente: se ve perfectamente lo que contiene. Olía un poco a… ¿cítricos salados? No era desagradable, pero desde luego no lo compré por su aroma.
Prueba de sabor: Bueno, no es que gane ningún concurso de sabor sofisticado. Es dulce, sí, pero no empalagoso. El sabor a naranja está presente, pero es más suave, como un zumo de naranja diluido un poco. El primer sorbo sorprende: ¡es algo salado! No es desagradable, pero sí diferente a las típicas bebidas deportivas azucaradas.
El entrenamiento: Vale, sentadillas, zancadas, ¡todo! A darle duro a esos músculos y a sudar a mares. Un trago de Gatorlyte. Lo bueno es que no te da ese subidón de azúcar que te pone hiperactivo. Pero con cada sorbo me siento con mucha energía. ¡Sin calambres musculares (¡genial!), y puedo seguir con las repeticiones!
Veredicto: Gatorlyte va en serio. No se trata de florituras, sino de una rehidratación pura y efectiva. Puede que al principio cueste acostumbrarse a su sabor ligeramente salado, pero cumple a la perfección su función de reponer electrolitos y mantenerte activo. Además, no deja un regusto extraño, lo cual es una gran ventaja. ¿Lo recomendaría? Sin duda. Sobre todo para entrenamientos intensos donde necesitas concentrarte en reponer líquidos y mantener tus músculos en óptimas condiciones. Quizás no tenga un sabor espectacular, pero cumple su función, y eso es lo que importa.